2.9.13

Sueño de una noche sin sueño



Sigo clavándome yo mismo
la espina.
Remuevo los jirones de consciencia,
despierto entre la bruma
hay sangre y porciones de vida
burbujeando en las comisuras.
Se deshilacha el tiempo y hay
cicuta y truenos abriéndome en canal
desde tus poros.
Hay pozos y fosos y dragones.
Manantiales, sonajeros, y este
aterrador futuro cayendo a plomo.
No sé qué pasa que el tiempo
se empeña en proseguir su camino
y la ponzoña, avanza sin mi permiso
sepultándome en arena.
Vuelvo a ti como empapado por la lluvia
que no son más que horas a solas conmigo.
Calado hasta los huesos, zarandeado por
gritos de apremio y viento fiero.
He caído una y otra vez contra el mismo barro
y he vuelto al nido pero ya no resguardaba
ni desprendía el mismo calor.
He intentado recoger las hojas desparramadas
por tantos otoños sin reacción.
He aprendido de
hogueras y pozos de los deseos y bocas
sin fondo y oficios sin oficio y arte sin
estudio.
He aprendido de ceniceros y parones
en el metro y nervios y gasolina, costras,
mañanas espesas, miedos absurdos,
lunes lento como una tortuga milenaria.
El disparo ha sido certero y me ha prendido en llamas
tu voz manteniéndose firme al decir palabras rotas.
He caído
siendo incapaz de comprender.
He caminado
por calles interminables y sin nombre
hasta aprenderme de memoria
constelaciones
grabadas en caderas y paladares,
cada muesca en relojes de pulsera
y me he rendido
ante ejércitos de flores marchitas
y fuerzas enemigas
que no eran más que polvo
y edad.
He dudado y dudo.
He dormido bajo
cielos incendiados y en
parques gélidos de desamor
abandonos junto a árboles
escarificados con nombres y corazones
de lo efímero.
Me he perdido en
ciudades desgarradoras
como museos en llamas y trincheras dentro
de patios de colegio.
He vuelto a salir de mi escondrijo
y no he hallado nada, solo
corrientes de agua e infinitos canales
de televisión.
He escuchado la música
de labios anónimos
de sabor a cocteles
y pocas ganas de sentir
el colchón frío.
He buscado en mis bolsillos
monedas que no eran tales
y he encontrado
fotos de carretes velados y papiroflexia
con almas y caricias y noticias
de periódicos que se ríen con bocas
desdentadas.
He llegado
al fondo del océano de puro
peso de
un corazón hecho añicos, y
he abrazado abrasadores
desiertos de piel suave,
de piernas largas,
de ojos hambrientos.
He despertado y he pensado
que no puedo estar seguro
                               de estar despierto.